Solidaridad con l@s trabajadores despedid@s de Luz y Fuerza del Centro
Ante los hechos, hacemos un llamado urgente a la solidaridad directa con l@s trabajadores/as de la compañía paraestatal despedid@s por decreto presidencial. Sin embargo, nos vemos obligad@s a precisar algunos puntos:En primer lugar, hay que subrayarlo, lo que más desconsuela del momento, no es la arrogancia del Estado-capital sino la carencia de respuesta. Estamos frente a la parálisis total de las grandes mayorías. Cara a cara con la inacción. De frente al inmovilismo absoluto. A la pasividad incondicional. No cabe duda: partidos y sindicatos han hecho muy bien la tarea. Han servido con honores al Estado-capital. Han adormecido sistemáticamente a l@s excluid@s. Han contenido a pié juntillas todo descontento. Han apagado hasta la más insignificante llamarada insurreccional. Claro está, cumplen con su función al pié de la letra y como tal son recompensados. Es la lógica de la izquierda del Capital. Para eso existen.Son los mismos que insisten en que no hay nada que hacer. Los que predican la espera. Los que aguardan entusiastas por las condiciones “objetivas” y “subjetivas”. Los que invitan a “las bases” a resistir. Los que acarrean a las multitudes a cambio de “mejoras”, de “servicios”, de “prestaciones”. Los que arman y desarman mítines, marchas y plantones, mientras se afilan las uñas para la negociación. Los que construyen día a día el movimiento ficticio de l@s excluid@s. Los que parean la miseria con miseria. Los que alimentan la explotación y la opresión.Es de esperarse que así sea. Lo extraño sería que actuaran diferente. Izquierda y Derecha, prometen el mismo horizonte. Capitalistas y “anti”-capitalistas ofrecen la misma perspectiva restringida a la gestión de la explotación, a la administración de la miseria. Ambos cultivan entusiastas al Estado-capital. A veces, lo disfrazan, lo rebautizan, lo camuflan. Pero siempre nos imponen la misma mierda.No obstante, gritan auxilio cada vez que nos necesitan. Es coherente, saben que sin las multitudes no son nada. Por eso les llaman “masas” porque las requieren moldeables. Eso les queda claro a partidos y sindicatos. Lo lamentable es que la multitud se ha acostumbrado a ser manejable, útil, dócil. Es la servidumbre voluntaria que hoy vota para elegir que alguien decida por ella y, mañana muere por algo tan estúpido como la Patria o se inmola en el nombre de Dios. Mientras continuamos sumid@s en la enajenación, ellos ―Partidos, sindicatos, Derecha e Izquierda, capitalistas y “anti”-capitalistas―, mantienen el buen ritmo de nuestra explotación. Que algo, tan evidente, no se visualice y no se reflexione sobre esto, sólo nos confirma aún más el estado de servidumbre voluntaria en que se yace.Hoy, el folclore izquierdista ha dejado de distraernos. La fórmula “mítin-marcha-plantón”, nos produce náuseas. Los llamados a la protesta y a la “desobediencia civil” y civilizada, nos provocan asco. Los pliegos petitorios y las declaraciones abajofirmantes, nos causan repulsión. Estamos hart@s de las convocatorias a la unidad a toda costa; cansad@s de tanta verborrea nacionalista; fatigad@s de tanta chingadera pacifista; reventad@s de tanto reformismo (armado o democrático), de tanta hipocresía, de tanta demagogia, de tanto oportunismo, de tanto entumecimiento.Por eso, nosotr@s no llamamos a l@s trabajadores de Luz y Fuerza del Centro al desgaste estéril en defensa del sindicato. Mucho menos, les exhortamos a defender la empresa, como les exige toda esa legión de parásitos a la izquierda del Estado-capital, argumentando que la paraestatal es una “conquista” del pueblo y “patrimonio de la nación”. Tampoco convocamos a l@s excluid@s a solidarizarse y movilizarse en pro de toda esa caterva burocrática. Conocemos muy bien a las elites sindicales y, en el caso del SME no hay excepción. Entre Esparza y Muñoz, no hay diferencias, por eso hacen a un lado tan fácilmente las pretendidas “divergencias” y se enfocan en obtener la mayor cantidad de millones posibles en la negociación.Nuestro llamado es a desbordar los moldes; a superar los límites del sindicato y del partido, a rebasar la fórmula “mítin-marcha-plantón”; a dejar atrás el folclore de la protesta y la “desobediencia civil” y civilizada; el folclore de los pliegos petitorios y las declaraciones abajofirmantes, de la unidad a toda costa, de la verborrea nacionalista, de la chingadera pacifista; el folclore del reformismo (armado o democrático). Nuestro llamado es abandonar a la izquierda. Abandonar esa dicotomía ficticia. Abandonar esa lucha entre fracciones rivales de la burguesía por el control del Estado. Nuestro llamado es por la autogestión de las luchas; por concretar el ataque; por implementar el sabotaje; por extender la guerra social; por la auto-organización informal de l@s excluid@s ―fuera del control de líderes sindicales, de partidos, de organizaciones clientelares, de jefes y dirigentes, de Mesías y orientadores―. Nuestro llamado es a la destrucción del Estado-capital.¡Por la extensión de la guerra social!¡Qué se ilumine la noche!¡Viva la Anarquía!
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