¿Puede la Policía arrestar a mil personas de golpe solo “por si acaso”? Sí, en Dinamarca puede. En menos de una semana, han sido arrestadas 1.500 personas. Hasta el día de ayer, solo se habían presentado cargos contra menos de 30, es decir, sobre menos del 2% de los arrestados. La Cumbre del Clima de Copenhague ha servido para que se permitan oficialmente las “detenciones preventivas” en las concentraciones públicas.
En esta ocasión, no se le puede achacar a la policía danesa o a sus responsables que sobreactuaran por encima de sus atribuciones. Los mandos cumplieron escrupulosamente una ley (traducción automática de Google) ideada y aprobada para ser aplicada durante las manifestaciones de la Cumbre del Clima y que permite detener a tantas personas como sea necesario para evitar que éstas participen en un altercado de órden público, aunque no den pruebas de estar haciéndolo o tener intención de hacerlo.
La reforma entró en vigor 4 días antes del comienzo de la cumbre, impulsada por el Gobierno de coalición de liberales y conservadores. “Es para echarse a temblar que los países primermundistas que van de defensores de los derechos humanos se entreguen a las tendencias represoras”, opina indignado Fernando Piernavieja, abogado y experto penalista, miembro de las comisiones de Derechos Humanos y Derecho Penal del Consejo General de la Abogacía Española. “Lo más preocupante es que se trata de una modificación ad-hoc, una adaptación de la ley justo para detener a quien sea durante la cumbre”. Piernavieja teme que “esta ley no sea retirada y que quede ahí para tirar de ella cuando convenga”. En eso coincide con voces críticas como las del parlamentario nacional Line Barfod, que predice que este procedimiento podría aplicarse por ejemplo en los partidos de fútbol de alto riesgo.
Detenciones a ciegas
Entre las decenas de miles de manifestantes del sábado, la policía danesa asegura que había un grupo de jóvenes vestidos de negro cuyas intenciones eran violentas. En la parte de atrás de esta manifestación pacífica de decenas de miles de personas, un pequeño grupo empezó a tirar piedras y petardos contra sedes del gobierno danés. Los agentes ejercieron su reciente derecho a arrestar ‘a todo lo que se mueva’ y 968 manifestantes estuvieron hasta 12 horas retenidos, primero esposados y sentados al aire libre con temperaturas de 2 grados bajo cero y luego en un gran calabozo específicamente habilitado para esta semana. Solo 4 han sido acusados.
En la noche del lunes, otras 210 personas fueron detenidas en el peculiar barrio de Christiania. Tras un acto de debate en el que participaba la escritora canadiense Naomi Klein, la policía asegura que ardieron varias barricadas. Los agentes tomaron el barrio. El porcentaje de ‘acierto’ mejoró, pero no mucho: de 210 detenidos, sólo 12 han sido acusados.
Amnistía Internacional en Dinamarca ha calificado como “desproporcionada” la actuación policial de esta semana y critica que se haya puesto en riesgo la libertad de expresión y de reunión. El Gobierno danés se defiende: gracias a estas actuaciones, “Copenague es una de las pocas ciudades que no ha acabado en llamas” durante una cumbre mundial de este tipo.
Cuando se persiguen tipos de personas, no delitos
La reforma danesa, a juicio de Piernavieja, es una victoria más de la seguridad sobre la libertad y un paso más en la instauración del “derecho penal del enemigo”: en vez proteger a la sociedad de los hechos delictivos en sí, se protege a la sociedad de determinado tipo de personas, que se convierten en enemigos por prejuicio. “Lo que se dice que se evita con este tipo de legislación, se acaba volviendo en contra a medio plazo. Alimenta la desconfianza en el sistema y facilita la aparición de movimientos extremistas”. La Patriot Act estadounidense no fue la primera pero sí la más sonada. Y el abogado hace su apuesta: “en dos años, tenemos una ley de este tipo en España”.
¿Es que no ocurren detenciones de este tipo en nuestro país? En el caso de que ocurrieran, serían ilegales, que es un matiz importante. “En España no hay una ley que permita detener a nadie sin que exista la sospecha de que ha cometido un delito concreto”, aclara Piernavieja. Eso sí, hay ámbitos como la inmigración en el que los límites entre la estadística y el prejuicio empiezan a estar difusos: el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó a la policía y la Justicia en España por sostener que el color de la piel de una persona es argumento para solicitarle la documentación.
En esta ocasión, no se le puede achacar a la policía danesa o a sus responsables que sobreactuaran por encima de sus atribuciones. Los mandos cumplieron escrupulosamente una ley (traducción automática de Google) ideada y aprobada para ser aplicada durante las manifestaciones de la Cumbre del Clima y que permite detener a tantas personas como sea necesario para evitar que éstas participen en un altercado de órden público, aunque no den pruebas de estar haciéndolo o tener intención de hacerlo.
La reforma entró en vigor 4 días antes del comienzo de la cumbre, impulsada por el Gobierno de coalición de liberales y conservadores. “Es para echarse a temblar que los países primermundistas que van de defensores de los derechos humanos se entreguen a las tendencias represoras”, opina indignado Fernando Piernavieja, abogado y experto penalista, miembro de las comisiones de Derechos Humanos y Derecho Penal del Consejo General de la Abogacía Española. “Lo más preocupante es que se trata de una modificación ad-hoc, una adaptación de la ley justo para detener a quien sea durante la cumbre”. Piernavieja teme que “esta ley no sea retirada y que quede ahí para tirar de ella cuando convenga”. En eso coincide con voces críticas como las del parlamentario nacional Line Barfod, que predice que este procedimiento podría aplicarse por ejemplo en los partidos de fútbol de alto riesgo.
Detenciones a ciegas
Entre las decenas de miles de manifestantes del sábado, la policía danesa asegura que había un grupo de jóvenes vestidos de negro cuyas intenciones eran violentas. En la parte de atrás de esta manifestación pacífica de decenas de miles de personas, un pequeño grupo empezó a tirar piedras y petardos contra sedes del gobierno danés. Los agentes ejercieron su reciente derecho a arrestar ‘a todo lo que se mueva’ y 968 manifestantes estuvieron hasta 12 horas retenidos, primero esposados y sentados al aire libre con temperaturas de 2 grados bajo cero y luego en un gran calabozo específicamente habilitado para esta semana. Solo 4 han sido acusados.
En la noche del lunes, otras 210 personas fueron detenidas en el peculiar barrio de Christiania. Tras un acto de debate en el que participaba la escritora canadiense Naomi Klein, la policía asegura que ardieron varias barricadas. Los agentes tomaron el barrio. El porcentaje de ‘acierto’ mejoró, pero no mucho: de 210 detenidos, sólo 12 han sido acusados.
Amnistía Internacional en Dinamarca ha calificado como “desproporcionada” la actuación policial de esta semana y critica que se haya puesto en riesgo la libertad de expresión y de reunión. El Gobierno danés se defiende: gracias a estas actuaciones, “Copenague es una de las pocas ciudades que no ha acabado en llamas” durante una cumbre mundial de este tipo.
Cuando se persiguen tipos de personas, no delitos
La reforma danesa, a juicio de Piernavieja, es una victoria más de la seguridad sobre la libertad y un paso más en la instauración del “derecho penal del enemigo”: en vez proteger a la sociedad de los hechos delictivos en sí, se protege a la sociedad de determinado tipo de personas, que se convierten en enemigos por prejuicio. “Lo que se dice que se evita con este tipo de legislación, se acaba volviendo en contra a medio plazo. Alimenta la desconfianza en el sistema y facilita la aparición de movimientos extremistas”. La Patriot Act estadounidense no fue la primera pero sí la más sonada. Y el abogado hace su apuesta: “en dos años, tenemos una ley de este tipo en España”.
¿Es que no ocurren detenciones de este tipo en nuestro país? En el caso de que ocurrieran, serían ilegales, que es un matiz importante. “En España no hay una ley que permita detener a nadie sin que exista la sospecha de que ha cometido un delito concreto”, aclara Piernavieja. Eso sí, hay ámbitos como la inmigración en el que los límites entre la estadística y el prejuicio empiezan a estar difusos: el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas condenó a la policía y la Justicia en España por sostener que el color de la piel de una persona es argumento para solicitarle la documentación.
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