Ajdabiya, Libia.- Las tropas de Muamar Gadafi seguían ganando terreno en Libia y avanzaban hoy hacia el este, un mes después del inicio de una rebelión que se transformó en guerra civil, sin que el G8 alcance un acuerdo sobre una posible intervención militar.
Los rebeldes sólo tienen "dos posibilidades: o entregarse, o huir", dijo el coronel Muamar Gadafi en una entrevista con el periódico italiano Il Giornale en la que rehúsa cualquier negociación con "los terroristas" aunque prometió no matar a quienes se rendirían.
Las fuerzas gubernamentales lanzaron la aviación y la artillería pesada contra Ajdabiya, estratégico nudo de comunicaciones a 160 km al sur del feudo de la oposición en Bengasi, cortando la ruta entre las dos ciudades.
Según la televisión oficial libia "la ciudad de Ajdabiya está totalmente controlada (por las fuerzas fieles a Gadafi) y está siendo purgada de las bandas armadas".
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi a bordo de automóviles y camionetas, constató un periodista de la AFP.
"Hubo muchas bombas, al menos cinco", dijo Said, de 42 años, que huyó agarrando "la mayor cantidad de cosas posible. Si nos hubiésemos quedado ahora estaríamos muertos", afirmó.
"Pronto Ajdabiya estará segura y tranquila como antes", se pudo leer en un mensaje de texto enviado por las autoridades libias a los teléfonos celulares.
Los combates dejaron al menos tres muertos y unos 15 heridos, según médicos, además de dos muertos durante la noche.
Según los habitantes continuaban los combates esporádicos en Brega, sitio petrolero a 80 km al oeste, pero la línea del frente propiamente dicha se sitúa en las puertas de Ajdabiya.
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y sólo alcanzaron un consenso para impulsar esta semana una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones.
Los países de la OTAN examinaron por primera vez las opciones militares a su disposición para una intervención en Libia, aunque disminuye la probabilidad de que una resolución de la ONU sea votada en ese sentido.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, dijo el martes que la instauración de una zona de exclusión aérea en Libia, impulsada por Londres y París y reclamada por la Liga Arabe y la oposición libia, "ha sido descartada".
Juppé mencionó ataques contra objetivos militares, afirmando al mismo tiempo que de momento la oposición de China bloquea una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que Estados Unidos no definió aún su posición.
El presidente estadounidense Barack Obama reiteró el lunes por la noche su advertencia al dirigente libio: "Gadafi perdió su legitimidad, debe irse", declaró.
Pero al mismo tiempo su secretaria de Estado Hillary Clinton rechazó prometer una ayuda militar a los rebeldes, incluso bajo forma de entrega de armas, durante una entrevista el mismo lunes en París con Mahmud Jibril, un miembro del Consejo Nacional de Transición (CNT) creado por la oposición en Bengasi.
Clinton se limitó a prometer una eventual ayuda política y económica a la oposición libia.
El tiempo apremia para los rebeldes. El ejército libio anunció el domingo que se se encaminaba a "purgar" el país. En el este, hasta ahora controlado por la oposición, las ciudades caen una tras otra, gracias a la potencia de los bombardeos aéreos y de la artillería de los leales a Gadafi.
La televisión oficial libia difundió un comunicado el martes en el que las fuerzas armadas fieles a Gadafi anunciaban una "inminente operación" contra Bengasi, bastión de los rebeldes.
En el oeste, los rebeldes controlaban aún Misrata, tercera ciudad del país a 150 km al este de Tripoli. Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital, tras combates contra los rebeldes que dejaron al menos un muerto.
Desde el 15 de febrero, la sangrienta represión de la insurrección causó centenares de muertos e impulsó a más de 250 mil personas a huir del país.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR) pidió a los combatientes que deje que los civiles huyan, subrayando la poca cantidad de mujeres y niños que llegan a las fronteras con Egipto y Túnez.
Las autoridades libias dijeron a los periodistas que "ingresaron ilegalmente" en Libia que no serán responsables por su seguridad.
Por otra parte, la producción de petróleo libio, habitualmente de 1,6 millones de barriles diarios, se encontraba prácticamente detenida en los últimos días debido a los combates, informó este martes la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe mensual.
Los rebeldes sólo tienen "dos posibilidades: o entregarse, o huir", dijo el coronel Muamar Gadafi en una entrevista con el periódico italiano Il Giornale en la que rehúsa cualquier negociación con "los terroristas" aunque prometió no matar a quienes se rendirían.
Las fuerzas gubernamentales lanzaron la aviación y la artillería pesada contra Ajdabiya, estratégico nudo de comunicaciones a 160 km al sur del feudo de la oposición en Bengasi, cortando la ruta entre las dos ciudades.
Según la televisión oficial libia "la ciudad de Ajdabiya está totalmente controlada (por las fuerzas fieles a Gadafi) y está siendo purgada de las bandas armadas".
Centenares de civiles y rebeldes huyeron de esta ciudad en dirección de Bengasi a bordo de automóviles y camionetas, constató un periodista de la AFP.
"Hubo muchas bombas, al menos cinco", dijo Said, de 42 años, que huyó agarrando "la mayor cantidad de cosas posible. Si nos hubiésemos quedado ahora estaríamos muertos", afirmó.
"Pronto Ajdabiya estará segura y tranquila como antes", se pudo leer en un mensaje de texto enviado por las autoridades libias a los teléfonos celulares.
Los combates dejaron al menos tres muertos y unos 15 heridos, según médicos, además de dos muertos durante la noche.
Según los habitantes continuaban los combates esporádicos en Brega, sitio petrolero a 80 km al oeste, pero la línea del frente propiamente dicha se sitúa en las puertas de Ajdabiya.
En París, las grandes potencias del G8 no lograron ponerse de acuerdo sobre una intervención militar para frenar a las fuerzas de Gadafi y sólo alcanzaron un consenso para impulsar esta semana una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre nuevas sanciones.
Los países de la OTAN examinaron por primera vez las opciones militares a su disposición para una intervención en Libia, aunque disminuye la probabilidad de que una resolución de la ONU sea votada en ese sentido.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, dijo el martes que la instauración de una zona de exclusión aérea en Libia, impulsada por Londres y París y reclamada por la Liga Arabe y la oposición libia, "ha sido descartada".
Juppé mencionó ataques contra objetivos militares, afirmando al mismo tiempo que de momento la oposición de China bloquea una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que Estados Unidos no definió aún su posición.
El presidente estadounidense Barack Obama reiteró el lunes por la noche su advertencia al dirigente libio: "Gadafi perdió su legitimidad, debe irse", declaró.
Pero al mismo tiempo su secretaria de Estado Hillary Clinton rechazó prometer una ayuda militar a los rebeldes, incluso bajo forma de entrega de armas, durante una entrevista el mismo lunes en París con Mahmud Jibril, un miembro del Consejo Nacional de Transición (CNT) creado por la oposición en Bengasi.
Clinton se limitó a prometer una eventual ayuda política y económica a la oposición libia.
El tiempo apremia para los rebeldes. El ejército libio anunció el domingo que se se encaminaba a "purgar" el país. En el este, hasta ahora controlado por la oposición, las ciudades caen una tras otra, gracias a la potencia de los bombardeos aéreos y de la artillería de los leales a Gadafi.
La televisión oficial libia difundió un comunicado el martes en el que las fuerzas armadas fieles a Gadafi anunciaban una "inminente operación" contra Bengasi, bastión de los rebeldes.
En el oeste, los rebeldes controlaban aún Misrata, tercera ciudad del país a 150 km al este de Tripoli. Las fuerzas de Gadafi recuperaron en cambio el control del centro de Zuara, 120 km al oeste de la capital, tras combates contra los rebeldes que dejaron al menos un muerto.
Desde el 15 de febrero, la sangrienta represión de la insurrección causó centenares de muertos e impulsó a más de 250 mil personas a huir del país.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (HCR) pidió a los combatientes que deje que los civiles huyan, subrayando la poca cantidad de mujeres y niños que llegan a las fronteras con Egipto y Túnez.
Las autoridades libias dijeron a los periodistas que "ingresaron ilegalmente" en Libia que no serán responsables por su seguridad.
Por otra parte, la producción de petróleo libio, habitualmente de 1,6 millones de barriles diarios, se encontraba prácticamente detenida en los últimos días debido a los combates, informó este martes la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe mensual.
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