Aleksey Korshunov, uno de los activistas nazis más conocidos de Rusia, murió en Zaporozhe (Ucrania) tras una explosión accidental. Le explotó una granada que llevaba en la mochila mientras practicaba footing por la mañana. Había participado en la planificación del asesinato de Stanislav Markelov, y también era sospechoso de ser el asesino de nuestro compañero antifascista Ivan Khutorskoy y del juez federal Eduard Chuvashov.
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