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sábado, 30 de abril de 2011

Se pierde dinero, tiempo y confianza... ¡vacantes son un fraude!

Letreros de señalización, postes de luz y casetas telefónicas públicas se encuentran llenas de mini volantes que ofertan vacantes con sueldos llamativos y prestaciones "superiores a las del mercado laboral"; no obstante la mayoría de estos empleos son un fraude.


Lucía es estudiante universitaria y por problemas económicos en su familia optó por buscar una forma de solventar sus gastos. Navegando en internet encontró varias vacantes, sin embargo le piden mínimo 2 años de experiencia misma con la que no cuenta.


Hace tiempo decidió salir a la calle con periódico en mano y con la convicción de encontrar empleo de medio tiempo. Fue justo en la intersección de las calles Juárez y Avenida Zaragoza en el Centro Histórico de la ciudad, donde se encontró un volante requiriendo personal para diversas áreas, sin experiencia, aceptando estudiantes y con un sueldo mínimo de mil 800 pesos semanales.


Lucía acudió a la dirección indicada, sin embargo desde que llegó al lugar se percató que eran oficinas improvisadas y que apenas las estaban terminando de adaptar. Se entrevistó con un joven de aproximadamente 20 años, que no supo ni explicarle las actividades que realizaría, únicamente "me dijo que eran actividades de oficina y de ahí ya no me dijo más".


"Luego me dijo que tendría que quedarme a una plática con los asesores de la empresa que duraría tres horas, decidí quedarme y cuando entré al grupo me di cuenta que éramos bastantes en un salón que estaba feo y hacía mucho calor, esperamos como media hora hasta que entró un tipo de traje y nos dio la dichosa plática, otra que parecía aeromoza y no se lograban poner de acuerdo porque uno nos decía que íbamos a ganar mil 800 y otro que 2 mil, y lo único que nos dijeron era que teníamos que reclutar personal, que seríamos de recursos humanos", explicó.


Terminando la conferencia Lucía resolvió un examen psicométrico, y de forma inmediata fue evaluada. Con calificación de 97 "aprobó" y la llamaron al curso de capacitación con duración de una semana.


"El curso al principio digamos que era normal, aunque siempre hubo cierta desconfianza de algunos, como que nos prometían demasiado y en verdad son expertos en lavarte el cerebro, te meten ideas que te la crees, yo me la creí", dijo.


Entre técnicas de dinámicas de grupo, risas, chistes, lecturas y demás llegó el jueves en donde lanzaron un reto a todos, "reunir 3 mil pesos para el siguiente día y que así se iban a dar cuenta de quien sí se ponía metas y las cumplía".


"Yo como pude los junté, los llevé y cuando llegué el viernes al salón ya sólo éramos como 15 personas, entró el capacitador y nos dijo que esos 15 éramos los elegidos y los indicados para trabajar en la empresa, y en ese momento nos lavó el cerebro de nuevo y dijo que para entrar al trabajo teníamos que dejar en depósito ese dinero,que era una inversión y que a cambio nos daban el equivalente en productos de la empresa", precisó.


Hasta ese momento Lucía se percató de que la empresa se dedicaba a la venta de complementos alimenticios y productos de belleza, sin embargo firmó el contrato y estaba decidida a ganar mucho dinero.


"Lo firmé, salí confundida y me citaron el lunes para trabajar (...), llegando a mi casa me puse a pensar, y me di cuenta que eso es un fraude, busqué en internet el nombre de la empresa y encontré un blog de quejas de todos los que habían defraudado, leí toda la información y me di cuenta que era una red que se encontraba también en Guadalajara y Monterrey y que acaba de llegar aquí y pensaban irse a León y otros lugares... me arrepentí y decidí no presentarme el lunes".


La universitaria apuntó que sintió miedo de que la buscaran puesto que en el contrato dejó todos sus datos personales, no obstante no regresó a las instalaciones de la empresa y nunca le llamaron para pedírselo.


Añadió que hasta la fecha encuentra volantes que ofertan vacantes con las mismas características, sin embargo no denunció lo ocurrido por miedo.


"Todavía paso por afuera de donde esta la oficina y me encuentro volantes así como esos, a chavos que los entregan y me da coraje que juegan y deja de eso se burlan de las necesidades de las personas (...), de ese tipo de trabajos ya no quiero saber", concluyó.


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